Ecocardiograma en el Deportista

Ecocardiograma en el Deportista

Los reconocimientos médicos deportivos (RMD) son una serie de pruebas que deben realizarse para minimizar los riesgos derivados del ejercicio físico a gran intensidad. El ecocardiograma forma parte de estos RMD en deportistas de élite necesarios para descartar patologías cardíacas estructurales.

El ecocardiograma se recomienda realizar al inicio de cada temporada para deportistas profesionales, y ocasionalmente para aquellos deportistas con niveles de intensidad altas, aunque será más periódica para aquellos que lo necesiten clínicamente cuando la historia clínica o la exploración física sugiera enfermedad cardiovascular independientemente del nivel y edad.

La finalidad de la realización del ecocardiograma es valorar la estructura cardíaca, por lo que es una herramienta básica en el despistaje y seguimiento de trastornos de hipercrecimiento y patologías cardíacas. Aunque generalmente sea muy poco frecuente la patología diagnosticada gracias a este estudio, ayuda a detectar muchas cardiopatías. Un gran ejemplo de ello es la miocardiopatía hipertrófica (MHC), tan importante debido a que es la principal causa de muerte súbita en deportistas menores de 25 años.  Otras que pueden ser diagnosticadas son la displasia/cardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho (D/CAVD), una disfunción del ventrículo izquierdo (debido a la miocarditis o la miocardiopatía dilatada), una valvulopatía o una dilatación de la raíz aórtica, todas ellas también relevantes porque pueden provocar la MSC en jóvenes deportistas.

Debido a que los deportistas altamente entrenados a veces pueden presentar agrandamiento del ventrículo derecho, puede surgir la necesidad de un diagnóstico diferencial entre el corazón de deportista y una miocardiopatía del ventrículo derecho.

La ecocardiografía en deportistas entrenados tiene la posibilidad de dar resultados de falso positivo, que pueden ser originados por valores límite para el tamaño de la cavidad y el grosor de la pared ventricular izquierda principalmente en la diferenciación de adaptaciones fisiológicas de MCH.  En la gran mayoría de deportistas de competición el grosor absoluto de la pared ventricular izquierda es normal o se ha incrementado solo ligeramente. Sin embargo, en algunos deportistas el incremento del grosor de la pared ventricular izquierda puede ser más sustancial, lo que hace probable una MCH.

La característica ecocardiográfica de una MCH es un ventrículo izquierdo hipertrófico y no dilatado en ausencia de otra enfermedad cardíaca o sistémica que pudiera causar la hipertrofia.  Una regresión de la hipertrofia del ventrículo izquierdo después del desacondicionamiento deportivo (de al menos tres meses) revela que el origen fisiológico del engrosamiento se debe exclusivamente al entrenamiento deportivo.

La hipertrofia del ventrículo izquierdo parece ser bastante homogénea en deportistas sanos. En cambio, en pacientes con MCH el patrón de engrosamiento suele ser heterogéneo y asimétrico. Hay que tener en cuenta que en deportistas negros de origen africano occidental los valores de referencia del grosor de pared pueden ser 1-2 mm más altos que los de los caucásicos. 

El patrón de llenado diastólico del ventrículo izquierdo ayuda a distinguir la MCH de los cambios fisiológicos en los deportistas: la mayoría de pacientes con MCH, incluyendo aquellos con hipertrofia relativamente leve, muestran en la ecografía Doppler patrones de llenado diastólico del ventrículo izquierdo anormales, mientras que los deportistas entrenados han mostrado siempre patrones de llenado del ventrículo izquierdo normales.  Más de un tercio de los hombres deportistas de élite altamente entrenados muestran un agrandamiento de la dimensión de la cavidad telediastólica del ventrículo izquierdo. Al contrario, la dimensión de la cavidad telediastólica es pequeña en la mayoría de pacientes con MCH.

Dra Elo Lillo
masQsano

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