El ejercicio aeróbico puede reducir el riesgo de muerte por infecciones respiratorias.
Hay varios beneficios que se pueden obtener a través de la actividad física. Si nos fijamos en la salud de las poblaciones, podemos observar mejoras sorprendentes a lo largo del tiempo, no solo a nivel cardiovascular, respiratorio u orgánico, sino también a nivel emocional y social. Reducir el riesgo de afecciones como enfermedades cardiovasculares, diabetes y varios tipos de cáncer, incluidos los de mama y riñón. También aumenta la esperanza de vida y ayuda a combatir la depresión y la ansiedad. Ahora hay evidencia de que los niveles más altos de actividad física están asociados con tasas más bajas de infecciones respiratorias agudas (IRA) y menos síntomas.
Las infecciones respiratorias agudas como el resfriado común, la neumonía, la influenza, el covid-19 y la bronquitis son las principales causas de la carga de morbilidad y mortalidad a nivel mundial, según una revisión de la investigación de 2022 publicada en la revista Sports and Health Sciences. Entre los adultos que realizaban actividad física de moderada a vigorosa, el riesgo de muerte por estas enfermedades se redujo entre un 36% y un 40%, anotó el texto. El riesgo de morir de neumonía o gripe fue un 54 por ciento más bajo para las personas que participaron en deportes aeróbicos y de musculación, continúa la investigación.
Según Pablo Berenguel, jefe del grupo de trabajo de medicina deportiva de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), se estima que un niño sufre unas cinco infecciones de las vías respiratorias superiores al año, y un adulto entre dos y tres. Además, el texto agrega que estas condiciones se encuentran entre las cuatro principales causas de muerte y discapacidad entre niños y adultos en todo el mundo. De hecho, son la primera causa de muerte por infección en el mundo, explica Rosario Menéndez, directora de la Unidad de Neumología del Hospital La Fe de Valencia.
En enero, un estudio publicado en el Journal of Pediatric Research rastreó la actividad física de 110 niños de 4 a 7 años que usaban pulseras inteligentes. Los autores observaron que la prevalencia de infecciones respiratorias era menor entre los grupos más activos y que los síntomas persistían en promedio al ganar mil pasos en los niños más activos físicamente frente a los niños menos activos físicamente, tiempo que se reducía en cuatro días. La reducción fue particularmente pronunciada entre los niños que participaban en actividad física regular, agregó el estudio.
Manuel Praena, miembro del grupo respiratorio de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), que no participó en el trabajo, cree que aunque no está claro el motivo de la relación, abre vías de investigación «interesantes». El pediatra agregó que los niños son el grupo más afectado por estas infecciones debido a que su sistema inmunológico está inmaduro, lo que, si la condición empeora, puede derivar en otros trastornos como la otitis media.
Rosario Menéndez, que también es miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica apunta que la explicación podría encontrarse en dos factores: “la actividad física mejora la respuesta del sistema inmunitario y favorece la actividad antiinflamatoria”. Además, expone la doctora, contribuye a contrarrestar lo que los profesionales llaman inmunosenescencia. Con el envejecimiento, el sistema inmune va perdiendo eficacia y el ejercicio “ayuda a ponerlo en forma”. El deporte moderado potencia la respuesta defensiva del organismo, disminuyendo la incidencia y la severidad de los procesos infecciosos, muy especialmente los de carácter respiratorio, amplía Pablo Berenguel, de SEMG
Una exploración publicada en 2021 en la revista Plos One y realizada con 2.690 personas mayores en Reino Unido mostró que aquellos con una posibilidades cardiorrespiratoria moderada e ingreso (la capacidad para realizar ejercicio de cierta intensidad y larga duración) tenían significativamente menos riesgo de mortalidad por el covid-19 frente a los que tenían una aptitud baja.
En general, la revisión de 2022 aprecia una sólida reducción del riesgo de padecer de forma grave el covid-19 en personas con una alta Aptitud Cardiorrespiratoria y las que siguen las directrices de actividad física recomendada y evitan una vida sedentaria.
La OMS recuerda que uno de cada cuatro adultos jamás alcanza los niveles recomendados de ejercicio físico y, en el evento de los adolescentes, los datos se elevan incluso al 80%. La entidad aconseja que los menores entre 5 y 17 años dediquen al menos 60 minutos diarios a ejercitar actividad física aeróbica de moderada a intensa. A las personas entre 18 y 64 años, sugiere que inviertan al menos entre 150 y 300 minutos (entre unas dos horas y media y cinco) semanales.
Las guías médicas, dice Pablo Berenguel de SEMG, reflejan que el ejercicio más adecuado para los pacientes con enfermedades respiratorias es el deporte aeróbico regular a una intensidad que permita hablar mientras se hace la actividad. En cambio, advierten de que el ejercicio anaeróbico necesita un alto consumo de oxígeno de golpe, lo que baja el nivel de oxígeno en sangre más de lo que ya lo tienen.
Las actividades aeróbicas ayudan a las personas con una patología respiratoria a disminuir la sensación de ahogo y a aumentar la tolerancia al esfuerzo, mientras que el entrenamiento de resistencia contribuye a incrementar su masa muscular y fuerza, manifiesta Berenguel. Si se combinan ambos, se consigue un aumento de la capacidad para realizar las tareas de la vida diaria, una disminución del número de agudizaciones, una mejora de la calidad de vida y un incremento de los años de vida saludables, concluye el sanitario.