Electrocardiograma en el deportista
El buen funcionamiento del sistema cardiovascular es vital para la práctica de ejercicio físico, para ello, se debe realizar un estudio cardiovascular, obligatorio para cualquier deportista, independientemente de su edad y nivel. Este estudio debe constar de la exploración de pulsos periféricos, frecuencia cardiaca, auscultación y tensión arterial. Adicionalmente, se completará con un electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones en reposo. La ecocardiografia, si bien es necesaria en deportistas de élite, se aconseja hacerla ocasionalmente, siempre que no haya anomalías o sospechas cardíacas del estudio previo.
El electrocardiograma es la representación gráfica continua de las diferencias de potencial generadas por la actividad eléctrica cardiaca recogida a través de una serie de electrodos sobre la piel. Este registro permite valorar las alteraciones en la frecuencia, el ritmo, la conducción, la repolarización, etc. Es una de las pruebas imprescindibles que se debe hacer a todo jugador durante el screening médico anualmente. Es una exploración económica, eficaz y sencilla, que aporta mucha información.
La mayoría de cardiopatías (aunque no todas) presentan anomalías en el ECG, por lo que la realización de un ECG aumenta la probabilidad de identificar cualquier anomalía cardíaca preexistente, llevando a una reducción de las muertes súbitas de origen cardíaco. Entre las anomalías cuyos signos pueden observarse en un ECG se encuentran la miocardiopatía hipertrófica y la displasia/cardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho. En el caso de las anomalías de la conducción, como el síndrome del QT largo o el síndrome de Wolff-Parkinson-White, el ECG en reposo es la herramienta de diagnóstico fundamental.
La interpretación de un cribado electrocardiográfico en deportistas puede suponer todo un desafío. Las adaptaciones cardíacas normales del entrenamiento deportivo pueden conducir a resultados de ECG que podrían considerarse patológicos si se tratara de personas no deportistas. Esto es más notorio en deportistas de resistencia. Las características propias del electrocardiograma del deportista de élite están relacionadas con trastornos del ritmo, hipertonía vagal, hipertrofia miocárdica o alteraciones en la repolarización. El denominado corazón de atleta solo debe aceptarse si se ha descartado la miocardiopatia hipertrófica.
Reviste especial importancia mencionar que los deportistas de raza negra sanos muestran cambios indicativos de enfermedad cardíaca más a menudo que los caucásicos.
El monitor Holter registra el ritmo cardíaco durante varios días, pudiendo resultar útil si el deportista padece síntomas recurrentes de corta duración o difíciles de provocar.
Dra Elo Lillo
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